¡Como estás!
Me llamo Iván y aquí me tienes, posando como dicta el manual del buen entrenador personal.
Pero dejando los tópicos a un lado, si estás aquí es porque algo en tu vida no termina de funcionar. Quizá es ese cansancio, ese dolor o esa falta de energía que sabes que puedes solucionar... con un poco de esfuerzo y dedicación. Si estás listo para cambiar eso, yo estoy listo para ayudarte. ¿Vamos?
cómo me salvé
Hace poco más de 10 años, mi vida transcurría entre pantallas y malas excusas. Tenía unos cuantos kilos de más y la eterna intención del "el lunes empiezo".
¿Deporte? Me gustaba mucho, pero lo practicaba poco. Salir a correr y poco más
Mis niveles de energía eran lamentables. Treinta y pocos tenía, pero sabía que, de seguir así, a los 40 probablemente ya sería diabético, hipertenso y mil cosas más.
Un día, motivado como tantas otras veces, decidí probar suerte y busqué alguna rutina para ponerme algo más fuerte. Pero con una condición: hacerlo desde casa. No era porque tuviera algo en contra de los gimnasios, simplemente me conocía bien. Sabía que, si quería que el entrenamiento fuera sostenible a largo plazo, tenía que ponérmelo fácil. Y sinceramente, ir a un gimnasio no era un hábito que fuera a cuajar en mí.
Ahí fue cuando descubrí el entrenamiento de fuerza. Y no, no me refiero a pasar horas levantando hierro en una sala llena de gente.
Descubrí que este tipo de entrenamiento es mucho más. Se adapta a todo: perder peso, ponerte fuerte, mejorar tu salud o incluso ser el rey de los partidos de pádel del domingo.
Lo mejor de todo: se puede hacer en casa y funciona. En solo 3 meses, bajé de peso, gané músculo y energía. Fue como encontrar la pieza que llevaba años buscando.
Desde entonces, me obsesioné.
Pasé años estudiando y adaptando cualquier rutina y ejercicio de gimnasio para que fuera posible hacerla desde casa. El resultado: algo tan efectivo que no necesita más que tu propio cuerpo y ganas de cambiar. Porque no, no necesitas complicarte ni depender de un gimnasio para conseguir grandes resultados.
Entrenar en casa funciona (¡vaya si funciona!), y si te animas, puedo demostrártelo. Cambió mi vida, y también puede cambiar la tuya.